Guía del cuidador para proponerse objetivos
TRES PASOS CLAVE PARA EVITAR LA CULPA Y ALCANZAR LOS OBJETIVOS
¿Le suena familiar? Algo sucede (un cumpleaños importante, una crisis o el calendario cambia de año) y usted decide ponerse en forma, ahorrar dinero o ser una mejor persona. Pero el tiempo pasa y la vida se entromete. Los objetivos que se propone quedan en el olvido hasta que se sube a la balanza o aparece otro gasto inesperado. Con el tiempo, pueden acumularse sentimientos de culpa y de fracaso.
A menudo, el éxito que tiene para alcanzar sus objetivos no es cuestión de voluntad o dedicación. Alcanzar o no los objetivos propuestos puede tener más que ver con cómo los formula. Podría estar condenándose al fracaso sin siquiera darse cuenta. La próxima vez que decida hacer algo, trate de poner en práctica estos tres consejos al proponerse objetivos.
- Los objetivos tienen que ser realistas. Cuando piense en lo que quiere alcanzar, asegúrese de que sea algo que se ajuste a su vida. Quizás decida ahorrar $10,000. Si su objetivo es hacerlo en un año, tendrá que guardar $192 por semana. Si solo puede ahorrar $40 por semana, deberá saber que ahorrar los $10,000 le llevará cinco años.
- Los objetivos tienen que ser específicos. Exprese sus objetivos en palabras concretas y específicas con pasos cuantificables para lograrlos. Digamos que se impacienta cuando su padre/madre, que es mayor, le hace la misma pregunta una y otra vez. Quizás piense: “Tengo que ser más amable. No puede evitarlo”. Ser “más amable” es difícil de cuantificar. En cambio, podría proponerse tres cosas para ayudar a manejar el estrés y así poder reaccionar con más paciencia. “Dormiré mejor por la noche para no estar cansado y malhumorado. Escucharé música alegre en lugar de noticias depresivas mientras voy al trabajo. Y contaré hasta 10 (y quizás pensaré en la palabra “paciencia”) antes de reaccionar contra mamá”.
- Los objetivos se tienen que formular como acciones positivas. Con demasiada frecuencia, formulamos los objetivos diciendo lo que no haremos. No tomaremos más refrescos, por ejemplo, o no comeremos comida chatarra. Pero no decimos lo que haremos. Supongamos que su objetivo es comer mejor. Tendrá que ser específico acerca de lo que significa “mejor” para luego elaborar un plan. “Tres veces por semana, mi almuerzo será una sopa y verduras en lugar de un sándwich de fiambre. Los otros dos días, comeré el sándwich, pero lo acompañaré con uvas o zanahorias baby en lugar de papas fritas”.